lunes, 21 de julio de 2008

BAILÉN Y SU BICENTENARIO


Hornea la mañana el calor excesivo de julio, el aire seco y caliente de acento africano que desguaza las espigas agostadas de las hazas, y derrite las sombras de las olivas que se desparraman líquidas entre los terrones de los campos labrados. Ha sido difícil dormir viendo parpadear por la ventana el termómetro de la farmacia de enfrente que no ha bajado de los veintiocho grados, oyendo las voces desinhibidas por el alcohol de los que trasnochan, las arengas de los que madrugan arremolinados en El Paseo esperando la entrada de los soldados en el pueblo. Hoy casi no se trabaja, y todos andan de allá para acá, evadidos de su rutina, pero los que más corren son los niños que enfilan la calle de Las Eras gritando que ya están aquí, que ya desfilan camino del Ayuntamiento, como si los tambores y trompetas de sus marchas militares no fueran suficientes delatores. Y a mí me es imposible no recordarme corriendo, esperando en la puerta del Castillo la llegada de los militares del Cerro Muriano, el olor de la pólvora en el paladar al pegarme a ellos en las descargas, la sensación de vacío que me quedaba cuando la feria se desmantelaba como los poblados de buhoneros y nos dedicábamos a recolectar las chapas que aún no se había limpiado, o intercambiar los tebeos que ya habíamos leído…

Desayuno sin prisa regostado en el sabor intenso del aceite verde y echo a andar por la Calle Real para comprar un libro que ha escrito sobre La Batalla un vecino del pueblo, hoy residente en Granada, del que he oído hablar por mis padres, Andrés Cárdenas, “El Cántaro Roto”. De casi todos los balcones cuelgan banderas de España, y me da por pensar si están allí desde lo del fútbol. No, en Bailén pasa todos los años, así es, hay que recibir al ejército como se merece, aunque me resulta extraño que no haya ni una sola bandera de Andalucía.

Al cruzarme con un amigo del colegio le pregunto por el programa de Las Fiestas porque en la librería me ha sido imposible comprar uno, y él me dice que me regala el que lleva encima, que en su casa tiene otro, que parezco tonto, que cómo a esas alturas de julio van a quedar programas. Después de tanto tiempo sin ir por el pueblo todavía hay quien me recuerda. Aunque la mayor parte de esos artículos destilen el aire rancio de la adulación, de la exaltación de “la gesta”, a mí me gusta reconocer en los autores a viejos amigos; alargo su lectura durante todo el año y confieso que se me agarra cierta modorra en el ánimo. Creo que soy yo el que la busco. Al abrirlo, sin parar de andar, me doy cuenta de que han arrancado una de las primeras páginas. No me hace falta mirar el índice para saber que ahí estaba la foto del Rey y su saludo mecánico de todos los años.

No me he percatado de que un municipal me pide que me aparte del centro de la calle porque los soldados se me vienen encima, atronando con el clamor de los tambores que reverberan encima de los tejados de teja de las casas antiguas que se amontona en esa parte vieja de Bailén. Pero a la gente no le molesta; les grita vivas desde los balcones y los piropean. Uno de los soldados se atraganta con la trabilla del casco. Es joven e imberbe, y se relame el bozo del que le brotan pequeñas gotas de sudor. Desfila con la cabeza echada hacia atrás, marcando el paso de una forma excesiva, pataleando el acerado peatonal en el que desde los balcones han lanzado flores. Yo juraría que iba llorando.

No sé si esa tarde, o quizá el día siguiente, van a inaugurar el museo de interpretación de la Batalla, aprovechando el bicentenario de la primera gran derrota en tierra de las tropas francesas, pero ya me han contando que a los actos conmemorativos no viene nadie de la familia real, ni del Gobierno de España, ni siquiera de la Junta de Andalucía. Yo, que como otros tantos soy un republicano agradecido a Don Juan Carlos, me voy pensando que la verdad es que con tanto calor apetece poco moverse a un pueblo de Jaén, a sufrir el chajuán repetido de cada verano, y le agradezco que ese año no haya venido, porque ése ha sido el detonante para que yo esté aquí.

Camino de la casa se me viene a la cabeza la noria de la huerta de San Lázaro, o del Sordo, que para el caso es lo mismo, el calor de aquel julio, con los campos encendidos a cañonazos, la calle de Las Eras, donde se casó mi madre, ardiendo también, los cubos de estaño colgados de los brocales de los pozos de los patios, junto a nervudos naranjos agrios. Pienso en María Bellido, “La Culiancha” -no tan bella y joven como la madrileña Manuela Malasaña, y sin embargo nuestra hermosa heroína-, tirando de la soga para derramar el agua en un cántaro: también me acuerdo del general Castaños y Teodoro Reding, de los franceses que están enterrados para siempre en esta tierra, Dupré, en el subsuelo de la ermita de la Limpia y Pura, y Gobert, su cuerpo debajo del mármol de la iglesia de Guarromán, su corazón en Francia, y me advierto de que Bailén, el sitio en donde he nacido y crecido, es historia viva, que ésa es mi gran suerte, la herencia que quiero dejar a mi hijo. Ahora que la historia se amaña y se tuerce, que se reduce precocinada por mero interés, me reafirmo en que Bailén es una gran oportunidad para conocer la historia común, aunque me ensombrece pensar si acaso no es ya una oportunidad perdida.

El sol está alto y aplasta las sombras contra el suelo. El cerro Valentín despunta en el fondo, por encima de las eras cargadas de los ladrillos que este año no se van a vender, de las camadas de olivos uniformes que en su inmovilidad parecen figuras de bronce teñidas de un verde desgastado.

Bailén, 19 de julio del año 2008. Bicentenario de la Batalla

1 comentario:

A. Marin dijo...

Soy español

Al hilo de la Batalla de Bailén, creo oportuno hacer una reflexión sobre lo español. Esta batalla fue la más importante de la llamada Guerra de la Independencia, y uno de los símbolos de la unidad nacional de España. Sin embargo la historia de España es más antigua. España como Estado, como nación propiamente dicha, nace con los Reyes Católicos, y por eso es uno de los países más antiguos de Europa. Todos los pueblos de Europa tienen una historia y una cultura milenarias; pero configurados tal y como concebimos actualmente el término “nación”, es decir, como realidades sociopoliticas autónomas e independientes dentro de un marco geopolítico que las reconoce a su vez internacionalmente, tienen muchos menos años. España, hablando en términos de nación, es mas vieja que países como Alemania, Países Bajos, Italia, y que casi todos los países centroeuropeos; es mas vieja que casi todos los países del Este de Europa; es mas vieja que todos los países de América, tanto del Norte como de l Sur; es mas vieja que todos los países de África y que la mayoría de los de Asia.

Sin embargo hoy día parece que esto de España es algo que nos hemos inventado hace poco, quizás Franco se la sacó de la chistera, y por eso hay que liquidarla ya. Así pues, en tono irónico, me sale de adentro dedicar este diálogo imaginario a todos los modernillos de medio pelo que ven España como una realidad incómoda.

(P.D. Aunque este texto surge a raiz de una conversación con un amigo, en modo alguno identifico a ese amigo con el personaje "Z", ni con nada de lo que critico en este texto, pues aunque discrepamos an algo, no dudo de la españolidad y del sentido común (muy superior al mío) de ese querido amigo).

C- Soy español
Y de hecho me siento más español que andaluz.
Z- Eres un fachas.

C- Pero fachas es fascista, y yo no lo soy
Solo me siento orgulloso de mi país
Como un francés del suyo o un americano, o un argentino ….
Z- Eres un fachas

C- No, yo soy demócrata,
Y voto a un partido al que votan casi la mitad de los españoles,
Y creo que la monarquía parlamentaria es el menos malo
de los regímenes posibles para España.
Porque las repúblicas en España
siempre han acabado mal
Z- Eres mas fachas aún de lo que pensaba, y además absolutista.

C- Pero que dices?, si incluso, cuando era mas joven, voté al otro partido, aunque luego cambié de opinión a su respecto. Eso es la democracia.
Y ahora soy un escéptico de la política que ama a su país
y vota al que cree menos malo.
Pero no creo que sean buenas algunas cosas,
como que un grupo mediático,
afín a un partido, controle los medios de comunicación.
Ni que los subvencionados se organicen para hacer campañas políticas.
Ni que la demagogia sustituya al discurso de altura, o que la justicia se tenga que "imbuir" de los climas políticos.
Z- Además de fachas eres absolutista, elitista, crispador y nacionalista radical

C- Creo que no es bueno renunciar a nuestra historia, aunque a veces se haya escrito por los tiranos y los psicópatas(Como en todos los demás países, por otro lado), pero no se debe reinventar u ocultar la historia.
Y creo que el lenguaje es unión y vehículo de comprensión
Y no se debe querer analfabetizar al pueblo en este vehículo,
aunque si se puede y se debe enriquecer con otras lenguas.
Y creo que nuestra tradición cristiana es responsable de bienes y de males, pero es mejor
que otras religiones que imponen la desigualdad de género,
justifican la violencia, la guerra santa y la xenofobia.
Z- Además de fascista, crispador, nacionalista radical y violento, eres un opusino meapilas.

C- No soy nada de eso, ni siquiera voy a misa, solo pienso que …
Z- eso es lo malo, que piensas, en lugar de seguir las ideas progresistas políticamente correctas, que son muy claras y fáciles de asumir.
C- Todo lo que tu dices es progresista y adecuado, y lo demás es ser fascista, verdad?
Z- No, todos tienen derecho a discrepar, y a decir lo que piensan
C-Eso es lo que he hecho, joder.
Z- Ves?, eres un violento sin talante. Eres un fascista. Fachas. Contigo no se puede dialogar, porque crispas y eres irreflexivo. Menos mal que cada vez somos mas los progresistas que sabemos lo que conviene. Quizás dentro de algunos años España ya no exista, y solo quede un “ente” vacío de contenido, plurinacional, progresista, pacifista, sin historia, sin raíces, sin memoria (o, en todo caso, con la memoria que nosotros digamos), sin credos, sin críticos, sin demasiada cultura, sin prensa molesta, con veinte idiomas, y sin reyes ni himno. Pero progre, muy progre. Y sobre todo, sin fachas como tu.