martes, 30 de septiembre de 2008

EL RETRATO DE DORIAN GREY


La receta de Dorian Grey para curarse del mal que le espanta, que no es otro que el miedo al tiempo, al sibilino e inseparable compañero, estriba en curar el alma por medio de los sentidos, y los sentidos por medio del alma.

Sentimientos y alma, al igual que cuerpo y espíritu, comparten su condición métrica en el listón de la condición humana, si bien dudo mucho que su mezcla pueda dar lugar a resultados mínimamente aceptables. Lejos de ello, pienso que el mestizaje de lo antagónico, además de disparatado, sólo produce caos y aversión -que nadie haga paralelismos con el mestizaje de las razas, porque ahí no han antinomias, ahí sólo hay hermosas y ricas diferencias-.

Es evidente que el pensamiento de Grey mana de la ensoñación en la que el autor ha instalado la vida del personaje, pero, sin embargo, de su experiencia, yo he obtenido un claro mensaje:ante el tiempo, relájate y disfruta.

Por cierto, la escritura de Oscar Wilde es preciosista, culta y escrita desde un profundo conocimiento de la sociedad que describe –como todo lo decimonónico-; y sin ninguna duda pone dicha escritura al servicio de la beldad masculina.


Segunda quince de septiembre del año 2008

viernes, 26 de septiembre de 2008

BIBLIOTECA QUEMADA. ANDRES FERNADEZ DE ANDRADA. EPISTOLA MORAL A FABIO. Poema contra la claudicación.


Un ángulo me basta...un libro y un amigo,un sueño breve.

Antiplatónico emboscado.
No pude salvarlo y pereció por triplicado. La versión más querida para mí, la de la editorial Crítica, con prólogo de Dámaso Alonso. Es mi libro favorito y desde que lo descubrí hace 15 años me ha acompañado siempre, hasta el incendio. Su lectura (me obligué a no aprendérmelo de memoria) ha sido una referencia continua para mí. Lo extraño como a pocas cosas, quizás como a ninguna. Puesto que empiezo desde la más absoluta nada no voy a atarme a objeto alguno, pues su perdida, inevitable y por venir, no ha de ser inconveniente. Y esto ya estaba en el propio poema del soldado Andrada, en su Epístola moral a Fabio. Ha sido considerado este poema como un manual de estoicismo. Sin duda síntesis acabada de un estoicismo que nos sigue apelando de forma directa, sin circunloquios ni largas exposiciones, tan afilado como un cuchillo y tan silencioso como la flecha que sabemos ya se ha lanzado y que se dirige ávida al corazón a pesar de nuestra indiferencia. Es desde luego un arsenal de argumentos estoicos pero lejos de lo presuntuoso de esta literatura tan dada a la monserga. Su carácter verdadero viene dado por la fragilidad de su emisor, que nos habla desde la propia duda de haber llevado a efecto sus propias prescripciones. Mensaje de un amigo atribulado que asume la propia humanidad del lector al que considera, como a Fabio, un probable sufriente, ser doliente y quejoso ante las injusticias que nos causamos nosotros mismos. Pues ese es tenor de la epístola: nosotros como problema, nosotros como solución, la asunción de la individualidad como algo por hacer lejos de la cristalización del individuo en arquetipo (manía platónica). Su poema es la carta de un amigo cercano que nos propone no claudicar, no rebajarnos especialmente ante nosotros mismos. Debo confesar que pocos libros llevo dentro de mí como ese. Transformado en vida, es una parte de mí. Su constante recuerdo no me ha animado a volver a comprarlo. Su recuerdo, vago, episódico, retumba en mi cabeza con frecuencia. Su nueva adquisición me enfrentaría a amargos recuerdos, sin embargo. Enfrentado con mi pasado, renuente, suelo decirme: “Fabio, las esperanzas cortesanas prisiones son… “ y no recuerdo más. Y sin embargo pocos libros como ese. Ninguno. Salud.

domingo, 21 de septiembre de 2008

INFIERNO SOSTENIDO.


Fue Platón el primero que expulsó a los poetas…
Yo también hace tiempo que los desterré…

Nochea al fondo, por encima de la sierra. Hay algo detrás que azuza las nubes y se las traga para prenderles fuego. Todas confluyen remisas en la fragua; se estiran y estiran –como las palabras que se gritan con odio- por encima del puerto, de las palmeras y los grandes edificios de la rambla, para fundirse allí y teñirse de un color venoso, como de herida, un color parecido –notablemente más intenso- al de las tapas sencillas del poemario de Oscar Santos Payán (El Gaviero. Colección Guairo. 2006), aunque del mismo tono trágico que el corazón que ha dibujado para él Ágatha Ruiz de la Prada.

Con él he hecho una excepción –la que espero hacer con Pedro cuando me regale su libro de una vez- y las osadías se pagan. Lo he leído, claro.
Al cerrar la última página, la habitación se ha quedado muda, histriónicamente silenciosa, como las gargantas después de haber gritado.
Lo sabía…Ya está aquí, de nuevo, la poesía.

martes, 16 de septiembre de 2008

UN MUNDO SIN FIN


Una posible clasificación de los libros novelados podría ser la que distingue entre aquellos cuya terminación entristece, y aquellos otros a los que no se les ve el final. Los primeros se pueden olvidar, pero a los segundos, por regla general, se les abandona.

“Un mundo sin fin”, de Ken Follett, sin duda será un libro vulgarmente comercial, convencional hasta la extenuación, otra cansina novela histórica escrita al gusto del lector raso, cebo de los editores sin entrañas que lanzan sus artes entre el lodo en el que se mueve el gentío, que además abulta en los entrepaños de la librería al sostener sus mil ciento y pico páginas,…; pero ahora que nadie me lee, voy a confesar que lo he leído en apenas dos semanas –lo empecé el día de mi segundo santo, que es el día de mi padre, de mi sobrino, de mis tíos…y lo he terminado hoy- y me ha entristecido acabarlo…

Un abrazo y no dejéis de leer el comentario de Antonio sobre la meditación en la anterior entrada.

viernes, 12 de septiembre de 2008


Se levanta con lentitud, tensando la espalda que aún se le queja desde los frios del invierno pasado, observando el movimiento de las piernas para asegurarse que apoya primero la derecha.

Ella no lo advierte y por un momento se le ilumina la cara con el fogonazo que sigue a la salida del presentador.

Cuando está de pié y se siente en equilibrio se dirige hacia el televisor y, sin tomarse demasiada prisa, lo apaga.

-¿Es que nos vamos? –le pregunta ella con extrañeza.

lunes, 1 de septiembre de 2008

La vuelta al mundo en ochenta libros




El verano ha sido corto, agosto especialmente, y la vuelta demasiado dura, pues un viejo amigo -me lo recordó mi madre por teléfono-, ha decidido marcharse. No ha habido lugar a despedidas. Primero fui yo el que dejé de llamarlo, luego él ya no me quiso llamar; pero ahora que lo rebusco en mi memoria me come la pena. Qué se le va a hacer. Como se vé, hemos vuelto.

En un formulario me han preguntado por mis aficciones, y no he tardado en darme cuenta que mi preferida es vagar, encontrar ese tiempo ausente de prisa, el lugar que no te exige detenerte. Sí , sin duda, ésa es mi aficción, vagar. Creo que leo, escribo o echo a correr invadido por la vagancia, que me hace sentirme terriblemente vivo. Este gusto es el que me ha hecho encontrar en Radio 3 un programa que me ha maravillado. "La vuelta al mundo en ochenta libros". Lo podeis encontrar en esta dirección http://www.rtve.es/radio/80libros.shtml, y os permitirá bajar los programas a vuestro mp3 o escucharlos por internet.


Pararse a escuchar el sonido de la palabra escrita, amparado en fondos musicales, es de una enorme belleza. Así lo pienso, y así lo digo.


Un abrazo a todos