martes, 14 de octubre de 2008

EL CAIRO

El Cairo es una ciudad de contrastes extremos. Toda la belleza de la edad antigua escondida en un enorme muladar, como las amapolas de los estercoleros. Cruel, pero real como la vida. Aqui no hay terminos medios (perdon pero no puedo tildar las palabras con estos teclados arabes). O algo es tremendamente bello o es espantosamente horroroso, aunque una y otra cosa, siempre estan embadurnados de una costra de polvo. Tanto impresiono lo uno, como desagrada lo otro. Imagino que venir con la mente occidental a ver la cultura oriental, con la simple adaptacion de cuatro horas de avion, no es el mejor de los remedios, pero eso es lo que hay.

La piramide que teneis delante es la Keops, ya os describire la sensacion caustrofobica que se siente al estar en su interior, al que se accede por un angosto pasillo de subida y de bajada. Claro, estaba pensado para custodiar a los muertos, para impedir la entrada de los vivos.

Bueno, no se si podre encontrar algun hueco mas para contaros cosas. Si asi fuera aprovechare para seguir mandandoros cosas.
Un abrazo

5 comentarios:

Óscar Santos Payán dijo...

Gracias por seguir currando la tecla desde otra civilazación. Espero que estés disfrutando. El día que quedemos se alargará entre poesía y viajes. Tu novela va viento en popa. No me queda nada. Ya te contaré. Además mañana se la doy a mi amigo para que le echen un vistazo. Un abrazo

Anónimo dijo...

Te envidio por estar en El Cairo. El polvo del desierto que cubre absolutamente todo, excepto la polución, da un aspecto mágico a la vista de un bosque de minaretes al fondo del cual se avista la majestuosa silueta de las pirámides. Yo recuerdo esa vista desde la explanada de la mezquita de alabastro...
Una vez se aterriza en El Cairo, se pasa el ajetreado trance de encontrar el camino en el hormiguero del aeropuerto, y se llega al hotel de destino, lo mejor es dejar dentro de la maleta la mentalidad occidental, y adentrarse en descubrir Egipto con la curiosidad, confianza y sigilo con que un niño entra en la fantasía del relato de un cuento. Esa fue mi experiencia y sé que volveré a Egipto para adentrarme en esa especie de ensoñación en la que la mezcla de olores, de ruidos, y la calma anárquica con que parece regirse allí la vida hace casi imposible cualquier referencia a nuestra vida cotidiana.

PEPE dijo...

Querida Elena, qué alegría encontrarte otra vez aquí.

He recorrido unos cuantos kilómetros del Nilo desde mi comentario... Aunque aún he dejar que repose Egipto en mi cabeza para poder ser algo más realista en mis apreciaciones,sí te adelanto que a mí El Cairo me ha decepcionado enormemente, no así sus pirámides, la esfinge, o el museo o las iglesias del barrio copto, los atardeceres sobre el nilo... Pero El Cairo, con su gente atosigándote sin consuelo, su calles atestadas de coches y peatones que transitan de forma conjunta y caótica, sus aceras abandonadas y sucias, sus canales que no son más que vaciaderos de podredumbre y escombro, todo eso me ha decepcionado enormemente.
Otra cosa bien distinta es el Camino de Asuán a Tebas (Luxor). Probablemente será el lugar del mundo donde más arte se pueda encontrar por metro cuadrado. Pero de todo esto ya hablaré después en el blogg, conforme vaya teniendo tiempo y ganas.

Un beso guapa. Por cierto, qué bonito tu perrito.

Anónimo dijo...

Querido Pepe: como te he dicho ya de palabra, aquí tengo que disentir y apenarme por el hecho de que El Cairo te haya decepcionado. Cuando yo fui allí me dijeron que quien bebe del Nilo queda hechizado por Egipto y desde luego indefectiblemente vuelve a visitarlo. Yo te puedo asegurar que no bebí del Nilo, fundamentalmente porque supongo que si lo hubiera hecho no estaría aqui para contarlo, sino que probablemente estaría en el mismo más allá en el que estén, si lo están, Ramsés II, Cleopatra, Marco Antonio y Terenci Moix. Y supongo que si hubiera bebido del Nilo y hubiera sobrevivido, no seguiría esperando como lo hago para volver a Egipto... pero Egipto me hechizó, sin duda.

Veo por tanto que no has bebido tú tampoco del Nilo, y en cierto modo te felicito por preservar tu salud al no hacerlo. Pero creo que si no valoraste la suciedad, el caos, el hormiguero que es el Cairo es porque no te paraste a pensar en la decadencia de un país con un pasado glorioso, que al mirar en el horizonte a las pirámides entre la densa bruma de la polución no imaginaste la época en la que un cielo limpio permitía sorprenderse ante la vista de edificios majestuosos en una civilización capaz de disolver una perla en vinagre para demostrar el poder y la riqueza de Egipto.

Y es que Egipto, y sobre todo El Cairo, es un lugar en el que hay que valorar el orgullo de patria de su gente, pese a toda la pobreza y miseria que les rodea. Y ese orgullo de patria va en ellos del mismo modo que van en ellos esos ojos negrísimos y profundos que no he visto en ningún otro lugar que haya visitado. Ese orgullo de patria llevó a Cleopatra a disolver la famosa perla en vinagre para demostrar a Marco Antonio la riqueza de Egipto pese a ser ya una colonia romana... Y ese orgullo de patria les lleva hoy en día a hacer convivir restos de ruinas maravillosas con polución, polvo del desierto amontonado en todas partes, niños bañando bueyes a orillas del Nilo, casas sin techo, manos mendigantes por todas partes...

Esa es mi percepción de El Cairo, la melancolía que produce la decadencia más que patente de un imperio. Tengo esa misma sensación cuando veo un edificio en ruinas, una casa abandonada, una aldea medio derruida... hay que mirar más allá de lo que muestran los sentidos e imaginar el esplendor de lo que ya solo es un montón de cenizas...

PEPE dijo...

Caigo rendido ante tus pies, poderosa Cleopatra, bella entre las bellas Nefertari, hermosura andante Nefertiti. El polvo en suspensión repudie el mal recuerdo, las sinuosas calles del barrio Copto lo calman, y la exhuberancia del museo del cairo, me piden que lo destierre de la memoria. Pero... Aquello estaba allí, eso es innegable. Como una amapola (símbolo del olvido) en un muladar. La putrición albergando la belleza. ¿Te parece mal recuerdo?

Un beso guapa