domingo, 12 de abril de 2009

LA TARDE



Un nublo se descuelga de la tarde, como un desgarrón en el cielo, sumergiendo la ciudad bajo un fondo nocturno en blanco y negro. La caída de la tarde ha vaciado las calles y los pasos del grupo se amplifican en el silencio de la anchura de la avenida, roto, con estridencia, por las rodaduras de un camión cargado con bateas de ladrillos, que resuenan entre la paredes y fachadas de los altos edificios como los gritos de pánico de las presas al ser devoradas en las aguileras de un cañón profundo y vertiginoso. La luna, entelada como un mueble en desuso, se hace hueco en el peralte del cielo huérfano aún de estrellas.

3 comentarios:

amarin dijo...

Hace tiempo que no vengo, por lo que hoy, que lo hago, quisiera comentar los últimos textos que veo. La despedida forzosa a la que nos vemos abocados respecto a Cela y sus personajes deja en el aire cierto aire de nostalgia propio de las cosas inconclusas, como las despedidas por tiempo indefinido, que son peores que las que se hacen por un tiempo cierto, por aquello de la posibilidad de que sean definitivas. Con ese aire de nostalgia he leído la última entrega, que para empeorar las cosas, te deja con ganas de seguir escudriñando en la historia de Cela y de sus gentes, así como en los entresijos de la simbología de las iglesias, que aluden a lo divino, a lo humano y a las relaciones entre ambos mundos, regidas por los ideales de justicia, entendida a la usanza de la época, y por las polaridades entre el bien y el mal. Hoy día el “ojo que todo lo ve” ha pasado de ser un símbolo de la omnisciencia divina a ser el símbolo de “Gran Hermano”, lo cual puede muy bien resumir y a su vez "simbolizar" el cambio radical de la sociedad en los últimos siglos, acelerada en el siglo XX, que ha pasado de poner el énfasis en el otro mundo y en su imperancia sobre éste, a ponerlo solo en éste, lo cual no sería malo si no fuese porque lo hace a su vez en sus personajes mas chabacanos. Sin embargo también es cierto que en nuestra sociedad, junto a la corriente vulgarizante imperante, coexiste una resistencia profunda y extensa, aunque poco dada a manifestarse, que guarda, como reliquias de otros tiempos, muchos de los “nuevos valores culturales”, “ideales de nuevos tiempos”, “pensamientos revolucionarios” y textos que fueron objeto de debate público y notorio en esos días lejanos. Entre esa resistencia nos complace encontrarnos con Pepe y su historia de Cela, que guarda el aroma de aquellos días densos y de aquel tiempo lento y pausado en el que flotaban estos añejos debates filosóficos.

Por lo demás, respecto a la poesía, reconozco que no consigo encontrarle el deleite, y no detecto sus sabores y matices, seguramente por mi escaso paladar. Solo en algunos textos de Walt Witman (que seguro que no se escribe así), he conseguido intuir esa grandeza de la poesía, quizás porque este autor no huele a melancolía, a nostalgia, a añoranza, a desamor, a tristeza, a desesperanza o a lamentos, tan propios del género poético. Quizas parezca que me contradigo con lo dicho antes, pero una cosa es valorar lo bueno del pasado y otra cosa es permanecer en la triste añoranza de los tiempos pasados o de los hechos anteriores, o de un porvenir utópico. También es verdad que al no haber habido nunca un flechazo entre la poesía y yo, no he investigado mucho en el género, por lo que soy un analfabeto poéticamente hablando, lo cual lamento, porque es como cuando ves un plato con una pinta buenísima, que te encantaría que te gustase, pero ....

Espero que aunque no haya texto sobre Cela y sus nubes perdidas, Pepe siga escribiendo de cualquier otro asunto y abriendo esta ventana con la frecuencia que sus múltiples ocupaciones le permitan, para que otros podamos a su vez entrar por ella, fisgar y dejar alguna cosa en esta casa.

Un abrazo.

antiplatonico emboscado dijo...

No hay mas lenguaje que el poético. toda relato, pura metáfora, símbolo, insinuación de lo numinoso, esbozo de lo que en su evidencia se nos escapa. narrativa-poética: sinónimos los dos, literatura, creación estética. lejos de una diferenciación de géneros el autor, en ardua navegación, no elude la verdad de la unicidad de lo real. es decri, la verdad.

omnia praeclara, rara.

salud

PEPE dijo...

Cualquiera os rechista. Cómo estais. Se ve que unos días de descanso os estira el intelecto. Esto de acuerdo con los dos. ¿o no?

Lo que sí que me he decidido es a no cerrar esta ventana al mundo. Voy a mantenerla de par en par, aunque sólo sea para leeros de vez en cuando, como un desgarrón en el cielo (bonita metáfora, o a mi me lo ha parecido)

Abrazos a los dos
pepe