Por entonces las noches eran largas y aterciopeladas. La radio gitaneaba con el sueño, para dejarme oir la voz de una niña recitando a Valle Inclan: "Bajo la sensación del cloroformo/me hacen temblar con alarido interno/la luz de acuario de un jardín moderno/y el amarillo olor del yodoformo./ (...) Y el apacible bisbiseo de "Rosa de Sanatorio".
martes, 26 de mayo de 2009
La llamada
Recuerdo un cielo encapotado y el frío colándose por las ventanas de los balcones que daban a la plaza. También el sonido metálico del teléfono rojo y el tacto suave del auricular al pegarse a mi oído.
Aún hoy, después de tanto tiempo, me sigue extrañando que no fuese capaz de reconocer su voz.
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